En formato PDF:
El movimiento obrero, la guerra popular y la reconstitución del Partido Comunista
por el Partido Revolucionario de los Trabajadores del Estado Español.
Los siguientes pasajes están tomados de El Movimiento Obrero, un documento del Tercer Congreso del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Lo hemos traducido al inglés y lo compartimos ahora porque creemos que ayuda a comenzar a desarrollar una base para el debate sobre cómo entender las estrategias de Reconstitución y Revolución en un país capitalista-imperialista desarrollado. (Página 35: https://somosrevolucion.es/wp-content/uploads/2024/05/PRT-Postura-Congreual_Movimiento-Obrero.pdf)
El Movimiento Obrero y la Guerra Popular Prolongada
En nuestros documentos ideológico y político ya hemos establecido que solo se asume la Guerra Popular Prolongada como teoría universal de la toma del poder en tanto que entendemos que se adapta a la contradicción principal y la fase de transformación revolucionaria que requiere cada país.
En una potencia imperialista, la contradicción principal es la contradicción entre el proletariado y la burguesía, y la transformación es la socialista.
Aplicando las reglas de la Guerra Popular Prolongada, sin olvidar su manifestación más relevante para nosotros, la Revolución Bolchevique, observamos que en las potencias imperialistas la revolución se inicia en varias regiones ampliamente industrializadas a la vez, donde el poder obrero aniquila al burgués y moviliza a las masas obreras para la transformación socialista de la producción, concretamente en forma de producción de guerra, para la extensión de la guerra popular hasta controlar todo el país.
La defensiva estratégica comienza súbitamente y de una manera relativamente avanzada en comparación al tercer mundo, por eso tiene un carácter insurreccional y va precedida de una acumulación de fuerzas principalmente no militar.
A trazo grueso, podemos decir que todas las insurrecciones y experiencias temporales de poder obrero que han existido en países imperialistas han estado localizadas en regiones fuertemente industrializadas y rojas. Los sindicatos son clave para la paralización y reorganización de la producción en este sentido.
La revolución solo ha prosperado cuando el Partido Comunista ha contado con claridad en su plan de toma del poder, naturalmente, pero las intentonas prematuras han reproducido también en lo fundamental estas características.
La fuerza motriz de la Guerra Popular Prolongada en una potencia imperialista es el proletariado. Los proletarios son socializados y disciplinados por los capitalistas, se los pone en común y concentra por necesidades de la producción, se los empuja a la lucha día a día, jugándose su sustento, a menudo a cambio de pequeñas mejoras o incluso para sufrir derrotas o un futuro incierto.
El proletariado apenas percibe las “mieles” de la democracia burguesa. Inevitablemente las libertades democrático-burguesas, las garantías sociales de los reformistas y los rimbombantes derechos constitucionales quedan anulados bajo el mocasín del capitalista.
El sistema exprime a los proletarios y los escupe cuando están demasiado viejos o desgastados para seguir trabajando, cede mejoras bajo intensa lucha para luego centrar todos sus esfuerzos en dejarlas sin efecto.
Para conseguir pequeñas migajas, debe organizarse clandestinamente, debe sumar a todo el que puede ser sumado y debe enfrentarse directamente al capitalista y a las fuerzas represivas. El sistema explota a proletarios nativos e inmigrantes, a mujeres y hombres, a viejos y jóvenes, y el proletariado, no exento de contradicciones en su seno, aprende de todo ello.
Por otro lado, la socialización de la producción pone en manos del proletariado todos los “secretos” de la producción capitalista, no solo en manos de los técnicos pequeñoburgueses y los obreros más especializados, sino también, en su carrera por estandarizar al máximo la producción y hacer sustituibles a los obreros, se extiende la instrucción general de la clase obrera en los fundamentos del manejo de la producción.
La monopolización conecta a las empresas entre sí, convierte todo en enormes cadenas de producción, distribución y mantenimiento de mercancías en las que el proletariado tiene mayor facilidad para desentrañar los entresijos de la sociedad capitalista y su propio papel en la producción.
Todo ello en conjunto hace que el proletariado pueda ser educado en la línea comunista, pueda entender la vinculación de sus luchas parciales, dentro y fuera de los sindicatos, con la lucha política revolucionaria general mejor que ninguna otra clase, pueda entender la necesidad de formar un frente unido con ella como núcleo, y pueda ser el corazón de la Guerra Popular Prolongada.