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Los conceptos de ideología, hegemonía e intelectuales orgánicos en el marxismo de Gramsci
por Valeriano Ramos, Jr.
Introducción
Los tres conceptos discutidos en este texto constituyen quizás los componentes más importantes de la "filosofía de la praxis" de Gramsci. En primer lugar, estos conceptos representan las primeras elaboraciones sobre los fundamentos del poder de clase, abordándolo desde perspectivas tanto superestructurales como infraestructurales. Además, al definir la naturaleza del poder de clase en la sociedad capitalista mediante una elaboración de la relación dialéctica entre la base y la superestructura, y específicamente al delinear los elementos esenciales de una estrategia revolucionaria sólida que aborde la compleja naturaleza del poder de clase y la hegemonía, estos conceptos cumplen el primer criterio de la "praxis". Esto es, una comprensión adecuada (es decir, dialéctica) del dominio de clase y del poder de clase a partir de la cual pueda evolucionar una práctica revolucionaria efectiva; una práctica que pueda desafiar y socavar exitosamente los cimientos del dominio de clase capitalista y de la sociedad capitalista. Es evidente que la comprensión de estos conceptos es el paso más importante en el estudio del marxismo de Gramsci.
La unidad de estos tres conceptos, por sí misma notable, debería dirigir al lector hacia un hecho que Gramsci enfatizó con frecuencia: la ideología y la superestructura de la sociedad civil deben ser abordadas con la misma objetividad que las consideraciones económicas. La conexión que Gramsci establece entre la realidad del dominio de clase y del poder de clase con el igualmente real conjunto de prácticas y principios ideales de comportamiento, conformismo y derecho, está bien sintetizada en la relación específica entre sus conceptos de ideología y hegemonía, en particular los conceptos de "ideología orgánica" y "intelectual orgánico". No debe pasarse por alto que otorgar a las superestructuras, e incluso a la ideología, un gran grado de eficacia e incluso materialidad dentro de la totalidad social de la sociedad de clases está en la tradición de la noción de ideología de Marx. Reconociendo esto, no puede ignorarse que Gramsci fue fundamental en rectificar la noción de ideología, tal como era entendida entonces por los teóricos “marxistas” de la Segunda Internacional y del Partido Bolchevique durante el periodo de Stalin.
Si bien Lenin enfatizó la importancia del liderazgo político de la clase trabajadora en la lucha de clases, Gramsci fue un paso más allá al subrayar también el liderazgo moral e intelectual y la importancia de las relaciones no económicas entre clases. También en la tradición dialéctica, Gramsci fue especialmente perspicaz al comprender las diferencias peculiares que existían entre la Rusia de 1917 y los países capitalistas occidentales más desarrollados. En consecuencia, no minimizó la importancia de la lucha ideológica dentro de la totalidad de la lucha de clases, que incluye la lucha económica y política. Sin duda, Gramsci merece el crédito por integrar la noción de ideología en el ámbito del marxismo verdaderamente revolucionario.
Finalmente, debe recordarse que la concepción de Gramsci sobre la dictadura del proletariado debe elaborarse a partir de lo que él delineó a través de los conceptos de ideología, hegemonía, poder e intelectuales orgánicos. De hecho, para Gramsci, el poder residía en lo que existía; es decir, en la red de la sociedad civil, que no podía ser ignorada ni circunscrita en el curso de la lucha de clases. Por lo tanto, el poder de una clase descansaba no solo en el nivel económico y en la simple captura y destrucción del aparato estatal dominante, sino que dependía en gran medida de la legitimidad que dicha clase ganara entre las clases subordinadas en la sociedad civil mediante una lucha ideológica efectiva en ese ámbito.
I. El concepto de ideología en el marxismo de Gramsci
El concepto de ideología de Gramsci fue distintivo y mucho más desarrollado que el de sus predecesores y contemporáneos, principalmente porque superó tanto el epifenomenalismo como el reduccionismo de clase. El epifenomenalismo ideológico consistía básicamente en la afirmación de que la superestructura ideológica estaba determinada mecánicamente por la infraestructura económica y que la ideología, al ser simplemente ilusoria, no desempeñaba ningún papel en la vida económica de la sociedad ni en el cambio revolucionario. Según esta perspectiva, el cambio revolucionario resultaba de las dinámicas y tensiones de las contradicciones económicas fundamentadas en el modo de producción. Más específicamente, las contradicciones entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, junto con las contradicciones económicas de clases antagónicas en el ámbito de la producción, determinaban cada transformación cualitativa del tejido institucional y la formación ideológica del sistema social en crisis. Esta noción de revolución social implicaba una interpretación "catastrófica" de la crisis capitalista: la sociedad capitalista colapsaría inevitablemente como resultado de sus propias leyes económicas y contradicciones, caracterizadas por una mayor proletarización y pauperización. Esta crisis solo se resolvería mediante la captura decisiva y la destrucción del aparato estatal por parte del proletariado, la clase revolucionaria que detentaría entonces el poder legítimo. Este enfoque excluía cualquier forma de alianza de clases basada en una jerarquía definida de intereses ideológicos, económicos y políticos liderada por los intereses fundamentales genuinos del proletariado. Así, la interpretación del poder estatal era únicamente coercitiva, sin consideraciones de consentimiento.
Esta concepción de ideología y revolución se combinaba frecuentemente con una interpretación reduccionista de la ideología, que argumentaba que las ideologías necesariamente tenían un carácter de clase, de modo que existía una ideología de la clase capitalista y una ideología de la clase trabajadora, ambas antagonistas, definidas y mutuamente excluyentes en su totalidad. La implicación final de esta concepción era que las clases en el nivel económico–en el nivel de producción–se “duplicaban” en el plano ideológico mediante discursos ideológicos exclusivamente propios. La combinación de estas nociones llevó a formulaciones en las que se concebía que la ideología tenía una naturaleza de clase y no desempeñaba un papel significativo en la dinámica social y revolucionaria (Kautsky). En otras ocasiones, las ideologías se atribuían cierta eficacia frente al cambio revolucionario en la sociedad, aunque seguían considerándose determinadas por la clase (Korsch y Lukács). Por supuesto, fue Gramsci quien rectificó la noción de ideología al superar tanto el epifenomenalismo como el reduccionismo de clase, y al redefinir el término "ideología" en términos de prácticas, discursos político-ideológicos y elementos.
Gramsci superó el epifenomenalismo al describir la ideología como un "terreno" de prácticas, principios y dogmas con una naturaleza material e institucional que constituía a los sujetos individuales una vez que estos eran "insertados" en dicho terreno.
II. El Concepto de Hegemonía según Gramsci
El concepto de hegemonía apareció por primera vez en los Notas sobre la Cuestión Meridional (1926) de Gramsci, donde se definió como un sistema de alianza de clases en el que una "clase hegemónica" ejercía liderazgo político sobre las "clases subalternas" al “ganarlas para su causa”. Este concepto hacía alusión al proletariado en Italia en términos de tal “ganar”: el proletariado debía liberarse de su corporativismo de clase para abrazar a otras clases, especialmente a los campesinos, dentro de un sistema de alianzas que le permitiera convertirse genuinamente en el elemento dirigente de la sociedad. Gramsci introdujo el concepto de la siguiente manera:
“Los comunistas de Turín plantearon concretamente la cuestión de la ‘hegemonía del proletariado’: es decir, de la base social de la dictadura proletaria y del Estado de los trabajadores. El proletariado puede convertirse en la clase dirigente y dominante en la medida en que logre crear un sistema de alianzas que le permita movilizar a la mayoría de la población trabajadora contra el capitalismo y el Estado burgués. En Italia, dadas las relaciones de clase existentes, esto significa que debe lograr el consentimiento de las amplias masas campesinas.”
En este planteamiento inicial, el concepto se encuentra en una etapa relativamente primitiva. Es en los Cuadernos de la Cárcel donde Gramsci desarrolla una definición más avanzada, que va más allá de una simple alianza de clases y liderazgo político, para incluir el liderazgo intelectual y moral, así como la elaboración del proceso de construcción de la alianza de clases.
Por lo tanto, en su formulación más desarrollada, la “hegemonía” implica dos aspectos fundamentales: